¿En qué consiste la prueba VPH?
El VPH se transmite principalmente a través del contacto sexual y la mayoría de las personas se infectan al poco de iniciar su actividad sexual. No s es necesario que haya penetración para que se produzca el contagio.
Tanto el hombre como la mujer pueden ser portadores del virus y no presentar síntoma alguno. La mayoría de las infecciones no llegan a provocar un proceso cancerígeno gracias a la actuación del sistema inmunitario por lo que la infección acaba remitiendo de forma espontánea.
El riesgo oncogénico se asocia a la persistencia de la infección de forma que la presencia del virus durante años puede causar lesiones y cambios en las células, que, si no se trata, acabe desembocando en un proceso cancerígeno.
Dentro de los distintos tipos de virus de alto riesgo, el VPH16 y VPH18 son los responsables del 70% de los casos de cáncer de cuello uterino a nivel mundial.
La detección de los tipos de bajo riesgo VPH6 y VPH11 permite determinar la causa del desarrollo de lesiones de bajo grado, verrugas genitales o condilomas.
No hay tratamiento para el virus pero sí lo hay para los problemas causados por la infección.
Estas lesiones son fundamentalmente:
Verrugas genitales: Pueden desaparecer espontáneamente o requerir tratamiento local.
Lesiones precancerosas en cuello uterino: Se realiza una exploración llamada colposcopia y puede ser necesario tratamiento quirúrgico.
La Reacción en cadena de la polimerasa además de ser la prueba diagnóstica ideal nos permite genotipar el virus.
Esto es muy útil para diferenciar los virus capaces de producir verrugas de los que son inductores del cáncer de cuello de útero.